Aquí la continuación de esta que escribí hace algún tiempo
—No manches, me olvidé preguntar qué se supone que voy a comer, o si tengo que cocinar, o qué se supone que debo hacer con Josh. ¿Decirle que soy su mejor amigo en el cuerpo de su madre, o actuar como su madre?
Decía esto mientras veía una bata de satín color guinda colgada en un perchero. Se la puso para cubrirse un poco y siguió observando la habitación. Incluso echó un vistazo más a fondo a su cartera y revisó lo que había ahí: encontró un labial, algo de maquillaje, unas gafas de sol, crema, llaves, un par de aretes, un sobre rosado, pintauñas, un peine y algo de dinero.
—Wow, no puedo creer que todo esto quepa en ese bolso y, más aún, que lleve tantas cosas que ni sabía. Ahora entiendo por qué mamá nunca salía de casa sin su bolso y siempre estaba preparada. Veamos, ¿qué más puedo hacer?
Decía mientras tomaba unas pantuflas negras con plumas que vio por ahí en el piso y salía de la habitación. Recorrió la casa hasta que pasó por la habitación de Josh y, sí, él estaba haciendo sus tareas, como le había dicho. Rafael estaba entre entrar y decirle que era su mejor amigo o dejar que creyera que era su madre... Mmm, difícil decisión. En eso, de la nada le dieron unas ganas de ir al baño. Como ya conocía su casa como invitado, no había problema para llegar ahí, pero por otro lado también había otro baño en la habitación de la señora Fernanda. "¿Por qué no ir ahí? Total, yo soy la señora Fernanda", pensó. Al entrar al baño, instintivamente se bajó los calzoncillos y, tratando de apuntar con su amiguito, notó que no había nada.

—¿No manches, dónde está?
Estaba viendo que estaba plana donde debería estar su amiguito. Puso la mano sobre eso y sintió un pequeño cosquilleo que hizo estremecer su cuerpo.
Salía con presión, ya que, después de terminar en el cuerpo de la señora Fernanda, no había ido para nada al baño. Además, estaba mal sentado y lo grandes que eran ahora sus caderas hicieron que terminara mojando el asiento y el piso un poco. termino y sintió un poco mojado su entrepierna y tomo un pedazo de papel y se seco, cuando paso el papel por su vagina sintió otro cosquilleo
—Okey, eso fue extraño pero interesante.
Tomó nuevamente el reloj y vio que eran las 07:47 p. m.
—No manches, ya es algo tarde y no sé qué comer aún. ¿Cómo pasó tan rápido el tiempo? Espera, ¿y si mejor pido un par de pizzas?
Mientras pedía a Domino's, se detuvo a pedir una clásica con extra queso y otra para él, pero recordando lo del restaurante, pidió una vegetariana por si acaso.
—Listo, ahora solo queda ir con Josh.
Hasta que entró en su habitación y lo vio ahí haciendo sus tareas.
—Rafael: Hola, Josh, ¿qué haces, cariño?
Decía tratando de actuar como su madre.
—Josh: Hola, mamá, ¿sigues molesta?
Ambos se miraron, y Josh se sorprendió al verla con la bata puesta, ya que solo la usaba su madre cuando estaba a solas en casa.
—Rafael: Un poco, sí —decía tratando de sonar seria.
—Josh: Prometo no hacerlo de nuevo, mamá.
—Rafael: Está bien, hijo, que sea la última vez. Oye, ¿tienes hambre?
—Josh: Sí, un poco.
—Rafael: Genial, pedí un par de pizzas. ¿Quieres comer y ver una película?
—Josh: Eso estaría súper, mamá.
—Rafael: Genial, ve a poner la mesa. No, mejor ve a la sala y alista los platos y escoge una película de acción.
—Josh: Vale, mamá, ya voy corriendo.
A Josh le parecía sumamente extraño el cambio de actitud de su madre. Hace unas horas lo estaba regañando por hacer trampa, y ahora iba a comer pizza con ella, algo que nunca lo dejaba hacer en la sala en los sillones. "Puede que tenga el cuerpo de su madre, pero sigue siendo su mejor amigo. ¿Por qué no fingir ser la madre genial?", pensó Rafael.
—(Rafael) Genial, esto será más fácil de lo que creí. Al final, no tengo que ser la que lo regañe. Además, dudo que la señora Fernanda se dé cuenta de esto. Además, no quiero tratar mal a mi mejor amigo.
De la nada, sonó el timbre de la puerta, y Rafael fue a ver si era el pedido de comida. Efectivamente, era. Sacó un poco de dinero y fue en bata, dando un espectáculo al repartidor.
Mientras tanto, la señora Fernanda estaría en la casa de Rafael haciendo sus tareas, que su nueva madre le había ordenado hacer, hasta que escuchó a un repartidor llegar a la casa de al lado. Se asomó a ver por la ventana y vio a su cuerpo recibiendo un par de pizzas mientras estaba solo con su bata de satín.
—Fernanda: ¿Cómo es posible? No pasó ni un día y ese niño ya anda de mirón. Pero me va a oír, esto no se va a quedar así.
Decía mientras se dirigía a la puerta, pero justo se topó con su madre.
—Diana: ¿A dónde crees que vas, jovencito?
—Fernanda: A mi cas... digo, a la casa de la señora Fernanda.
—Diana: Nada de eso. ¡Creo que te advertí hacer tus tareas y no ir donde Josh por una semana!
—Fernanda: Sí, pero...
—Diana: Pero nada. Mejor ve a tu habitación a terminar tus deberes, que pronto estará también la comida.
Fernanda se sentía con impotencia de no poder hacer nada y con el cuerpo que tenía. Solo se fue de nuevo a su habitación, ya que no quería arriesgarse a un jalón de oreja.
En casa de la señora Fernanda, Rafael y Josh estarían viendo una película juntos, hasta parecían madre e hijo. Al terminar la película, eran alrededor de las 10:24 p. m.
—Rafael: Ah, bueno, estuvo buena la peli, Josh.
—Josh: Sí, mamá, estuvo genial. Gracias por no estar enojada.
—Rafael: No te preocupes. Por cierto, mañana no podré prepararte el desayuno, estaré algo cansada.
—Josh: No te preocupes, mamá, yo me las arreglo.
Rafael sacaba de su cartera un poco de dinero y se lo daba.
—Rafael: Mejor ten esto y cómete algo en el camino.
—Josh: Wow, gracias, mamá.
A Josh le parecería algo extraño el nuevo comportamiento de su madre, pero no le daría tanta importancia.
—Rafael: Genial, bueno, ya es algo tarde y será mejor que vayamos a dormir. Mañana hay clases.
—Josh: Está bien, mamá, ya voy.
Después de eso, Josh se sentía feliz de que su madre no lo hubiera castigado y hubiera cambiado de opinión. Por otro lado, Rafael se dirigiría a su nueva habitación a dormir también,
Cada movimiento, cada acción que hacía frente al espejo, solo podía ver a la señora Fernanda. Mientras posaba frente al espejo con su celular en la mano, su cabello rubio y sedoso caía con naturalidad.
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A Rafael se le había olvidado preguntarle a la señora Fernanda:
—No manches, me olvidé preguntar qué se supone que voy a comer, o si tengo que cocinar, o qué se supone que debo hacer con Josh. ¿Decirle que soy su mejor amigo en el cuerpo de su madre, o actuar como su madre?
Decía esto mientras veía una bata de satín color guinda colgada en un perchero. Se la puso para cubrirse un poco y siguió observando la habitación. Incluso echó un vistazo más a fondo a su cartera y revisó lo que había ahí: encontró un labial, algo de maquillaje, unas gafas de sol, crema, llaves, un par de aretes, un sobre rosado, pintauñas, un peine y algo de dinero.
—Wow, no puedo creer que todo esto quepa en ese bolso y, más aún, que lleve tantas cosas que ni sabía. Ahora entiendo por qué mamá nunca salía de casa sin su bolso y siempre estaba preparada. Veamos, ¿qué más puedo hacer?
Decía mientras tomaba unas pantuflas negras con plumas que vio por ahí en el piso y salía de la habitación. Recorrió la casa hasta que pasó por la habitación de Josh y, sí, él estaba haciendo sus tareas, como le había dicho. Rafael estaba entre entrar y decirle que era su mejor amigo o dejar que creyera que era su madre... Mmm, difícil decisión. En eso, de la nada le dieron unas ganas de ir al baño. Como ya conocía su casa como invitado, no había problema para llegar ahí, pero por otro lado también había otro baño en la habitación de la señora Fernanda. "¿Por qué no ir ahí? Total, yo soy la señora Fernanda", pensó. Al entrar al baño, instintivamente se bajó los calzoncillos y, tratando de apuntar con su amiguito, notó que no había nada.

—¿No manches, dónde está?
Oh, sí, espera, dijeron en clase de sexualidad que las mujeres y los hombres somos diferentes y también por que antes cuando vio porno vio que las mujeres eran diferentes en esa parte.Solo me queda una opción, supongo.
Decía mientras bajaba el asiento del inodoro y se sentaba.
—Mmm, esto no está mal, incluso es cómodo.
Decía mientras bajaba su mirada y veía una vagina , con su mano la toco por los alrededores que ahora era suya.
Decía mientras bajaba el asiento del inodoro y se sentaba.
—Mmm, esto no está mal, incluso es cómodo.
Decía mientras bajaba su mirada y veía una vagina , con su mano la toco por los alrededores que ahora era suya.
—solo deja que fluya y ya
—Okey, eso fue extraño pero interesante.
Tomó nuevamente el reloj y vio que eran las 07:47 p. m.
—No manches, ya es algo tarde y no sé qué comer aún. ¿Cómo pasó tan rápido el tiempo? Espera, ¿y si mejor pido un par de pizzas?
Mientras pedía a Domino's, se detuvo a pedir una clásica con extra queso y otra para él, pero recordando lo del restaurante, pidió una vegetariana por si acaso.
—Listo, ahora solo queda ir con Josh.
Hasta que entró en su habitación y lo vio ahí haciendo sus tareas.
—Rafael: Hola, Josh, ¿qué haces, cariño?
Decía tratando de actuar como su madre.
—Josh: Hola, mamá, ¿sigues molesta?
Ambos se miraron, y Josh se sorprendió al verla con la bata puesta, ya que solo la usaba su madre cuando estaba a solas en casa.
—Rafael: Un poco, sí —decía tratando de sonar seria.
—Josh: Prometo no hacerlo de nuevo, mamá.
—Rafael: Está bien, hijo, que sea la última vez. Oye, ¿tienes hambre?
—Josh: Sí, un poco.
—Rafael: Genial, pedí un par de pizzas. ¿Quieres comer y ver una película?
—Josh: Eso estaría súper, mamá.
—Rafael: Genial, ve a poner la mesa. No, mejor ve a la sala y alista los platos y escoge una película de acción.
—Josh: Vale, mamá, ya voy corriendo.
A Josh le parecía sumamente extraño el cambio de actitud de su madre. Hace unas horas lo estaba regañando por hacer trampa, y ahora iba a comer pizza con ella, algo que nunca lo dejaba hacer en la sala en los sillones. "Puede que tenga el cuerpo de su madre, pero sigue siendo su mejor amigo. ¿Por qué no fingir ser la madre genial?", pensó Rafael.
—(Rafael) Genial, esto será más fácil de lo que creí. Al final, no tengo que ser la que lo regañe. Además, dudo que la señora Fernanda se dé cuenta de esto. Además, no quiero tratar mal a mi mejor amigo.
De la nada, sonó el timbre de la puerta, y Rafael fue a ver si era el pedido de comida. Efectivamente, era. Sacó un poco de dinero y fue en bata, dando un espectáculo al repartidor.
Mientras tanto, la señora Fernanda estaría en la casa de Rafael haciendo sus tareas, que su nueva madre le había ordenado hacer, hasta que escuchó a un repartidor llegar a la casa de al lado. Se asomó a ver por la ventana y vio a su cuerpo recibiendo un par de pizzas mientras estaba solo con su bata de satín.
—Fernanda: ¿Cómo es posible? No pasó ni un día y ese niño ya anda de mirón. Pero me va a oír, esto no se va a quedar así.
Decía mientras se dirigía a la puerta, pero justo se topó con su madre.
—Diana: ¿A dónde crees que vas, jovencito?
—Fernanda: A mi cas... digo, a la casa de la señora Fernanda.
—Diana: Nada de eso. ¡Creo que te advertí hacer tus tareas y no ir donde Josh por una semana!
—Fernanda: Sí, pero...
—Diana: Pero nada. Mejor ve a tu habitación a terminar tus deberes, que pronto estará también la comida.
Fernanda se sentía con impotencia de no poder hacer nada y con el cuerpo que tenía. Solo se fue de nuevo a su habitación, ya que no quería arriesgarse a un jalón de oreja.
En casa de la señora Fernanda, Rafael y Josh estarían viendo una película juntos, hasta parecían madre e hijo. Al terminar la película, eran alrededor de las 10:24 p. m.
—Rafael: Ah, bueno, estuvo buena la peli, Josh.
—Josh: Sí, mamá, estuvo genial. Gracias por no estar enojada.
—Rafael: No te preocupes. Por cierto, mañana no podré prepararte el desayuno, estaré algo cansada.
—Josh: No te preocupes, mamá, yo me las arreglo.
Rafael sacaba de su cartera un poco de dinero y se lo daba.
—Rafael: Mejor ten esto y cómete algo en el camino.
—Josh: Wow, gracias, mamá.
A Josh le parecería algo extraño el nuevo comportamiento de su madre, pero no le daría tanta importancia.
—Rafael: Genial, bueno, ya es algo tarde y será mejor que vayamos a dormir. Mañana hay clases.
—Josh: Está bien, mamá, ya voy.
Después de eso, Josh se sentía feliz de que su madre no lo hubiera castigado y hubiera cambiado de opinión. Por otro lado, Rafael se dirigiría a su nueva habitación a dormir también,
Mientras buscaba qué hacer, se miro la bata de satín y se miró nuevamente en el espejo, pero esta vez su rostro...
Rafael se paseó por toda la habitación que ahora era suya. Encontró cajones con joyas, aretes, collares y pulseras. Abrió el armario y, al revisar los cajones, encontró brasieres de todo tipo de colores, calzones de mujer, blusas, vestidos y un sinfín de zapatos y tacones.
—Wow, eso es demasiado. Es más ropa de la que tenía antes en mi cuerpo de adolescente.
Se recostó en la cama y apagó la luz. Estaba a punto de dormir cuando puso su mano cerca de su pecho y pudo sentir que eran como globos de agua tibia. Esto hizo que todo su cuerpo se estremeciera y sintiera un cosquilleo en su entrepierna, pero, vencido por el sueño, se durmió instantáneamente.
Al día siguiente, despertó creyendo que todo lo del día anterior había sido un sueño. Se levantó y quiso ir al baño, pero con los ojos medio abiertos terminó chocando con la pared donde estaba el espejo. Reaccionó de golpe y vio que seguía en el cuerpo de la señora Fernanda. Miró su teléfono y vio que ya eran las 9:00 de la mañana, así que supuso que Josh ya se había ido a sus clases. Salió semi desnuda a la cocina y, mientras tomaba un vaso de jugo de naranja, escuchó su antigua voz.
Era Fernanda, quien lo había sorprendido.
—Fernanda: ¿Con que muy a gusto, eh?😠😠
Rafael volteó y soltó el vaso de cristal, que se rompió en el piso.😧
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